Tuesday, 19 April 2011

BITE: El bocado de la Semana (Santa)

O la razón por la que a un agnóstico, ateo o budista le emociona la Semana Santa.

¿Existe algo más rico que una buena torrija de leche? (Sí, una vez más haciendo gala de nuestros glamourosos nombres). Creo que, aún siendo completamente adicta al chocolate, este es casi sin dudarlo mi dulce favorito o, al menos, está en el Top5.

La torrija es uno de esos dulces típicos que se hacen en una fecha determinada no sé muy bien el porqué. Los ingredientes se encuentran en cualquier cocina en cualquier época del año: Pan, huevo, leche, azúcar, canela, limón y aceite de oliva para freír. No hay más.
Se mojan las rebanadas de pan en una mezcla de leche, azúcar y canela (bien empapados). Se pasa por huevo y se fríe. Se cubre con un jarabe hecho a base de limón, canela, azúcar y agua (hasta que empiece a hervir). Simple, fácil, de toda la vida. Y aún así, mi madre me sorprende cada año haciéndolas más y más ricas.

Se suelen comer frías, y cuanto más tiempo pasan bañándose en el jarabe más ricas están. Pero yo no puedo resistirme a comerme la primera torrija recién hecha y aún calentita acompañada de un vaso de la leche con canela y azúcar que se ha utilizado para remojar el pan. ¡Qué rico!

En la foto muestro una torrija de las de este año. Impresionantemente rica y bonita. Aunque siempre he pensado que las torrijas eran, por naturaleza, un dulce bien feo. Precisamente ahí está la gracia: no es un postre atractivo para los niños, así que el individuo no empieza a apreciarlas hasta que ha llegado a cierto nivel de madurez gastronómica. Y después de probarlas se pregunta: "¿Dónde has estado tú toda mi vida?"



Una vez llegado a ese punto se pregunta uno por qué hay que hacerlas solamente en Semana Santa. En otros lugares del mundo existe algo parecido a esto (con otro nombre, por ejemplo French Toast, Pain Perdu) y se suele comer en Navidad.  
Mi teoría de por qué la tradición nos obliga (sólo a algunos) a comerlas en Semana Santa es la siguiente: 1) Aunque es fácil y esta buenísimo hay que reconocer que es un engorro en la cocina, los cocineros del mundo deciden satisfacer la demanda únicamente una vez al año. Como es lógico no se hace una torrija, se hacen unas 20, porque además duran bastante si se miman bien.
2) Dado que en la cultura cristiana se prohibe comer carne durante la cuaresma, se empiezan a hacer torrijas antes de Semana Santa, cuando uno tiene un mono insaciable de un buen filete. Jugoso, tierno y pecaminoso. 
Pues bien, la torrija es un buen sustituto de ese buen filete tanto a los ojos, como al gusto - no es que sepa a carne, es que después de una torrija, solo quieres más torrijas o una buena siesta-). Jugosa, tierna, libre de todo pecado... ( ¿o no...?).

Thursday, 14 April 2011

COMBO: Chocolate con Churros en Chocolatería Valor

 Una mezcla explosiva, sobre todo para los más golosos (ejém, ejém). 



El chocolate es -para mí- el secreto para reponerme de un mal día. El de Valor es exquisito. En la chocolatería hay muchas opciones para escoger: más negro, con más leche, con café, blanco, frío, granizado... Yo me quedo con el normal, es una delicia y bastante negro además. No hay chocolate a la taza que me guste más que este. 


En la foto se puede ver que es bastante oscuro y muy espeso. Hay que terminar con un vaso de agua fría. :)









Hace poco he descubierto que los churros son el secreto para la felicidad. Un churro por la mañana, y ya tiene uno energía y buen humor suficiente para continuar el día. Aunque los de Valor están riquísimos, tengo que decir que no son mis favoritos (son los de la churrería del pueblo en el que vivo, y no dudo en decírselo a los churreros todos los días, hay que ser agradecido). 



Estos churros están muy ricos y son diferentes a los tradicionales. No tienen rayas, son más gordos (casi podría decirse que son la transición entre el churro y la porra). Por dentro son más abizcochados y yo creo que tienen algo más de grasa que los que podemos tomar en cualquier cafetería. Cuando pides una ración te ponen cuatro churros. Para mí eso es una pasada, y como mucho me tomo un par. Así que lo mejor es compartir con alguien. Yo como con cómplices. 




Teniendo en cuenta que el chocolate me puede, la combinación chocolate + churros es más perfecta en la Calle Preciados. Algunos me dicen: "no, hombre, los mejores churros de Madrid son los de la Chocolatería San Ginés". Puede que tengan razón con respecto a los churros, pero el chocolate de San Ginés no es de calidad (ni comparable a Valor). 

Además, me gusta la cafetería. Me siento a ver la vida pasar y parece que me he metido en una serie de época. Además estando en el centro de Madrid, es el lugar perfecto para terminar un paseíto por el centro.